Para toda la gente aficionada en la literatura española, o sea, para toda mi clase :D
Comentario de Texto - DON JUAN TENORIO de José Zorilla
El texto que vamos a comentar pertenece al romanticismo, que se desarrolló entre finales del s. XVIII y principios del s. XIX. Fue escrito por José Zorrilla como continuación del mito de Don Juan, el enamorador sin escrúpulos. El romanticismo surgió como una reacción al movimiento anterior, el neoclasicismo, en el que se creía que todo se puede explicar a través de la ciencia. El romanticismo plantea lo contrario – existen cosas que no se pueden explicar científicamente, como el amor o la creación de la vida. Los asuntos tratados en la literatura romántica no resultan innovadores, pero sí adquieren un tratamiento distinto. Por ejemplo el amor como un tema literario siempre ha estado aquí, pero los románticos proclaman un amor furioso, apasionado y a veces imposible, como podemos ver más adelante en esta obra. Hay un amor imposible entre Don Juan y Doña Inés que hace que Doña Inés muera de pena. La muerte es también uno de los temas románticos. En general se desarrollan temas previos al romanticismo pero los románticos los describen como algo extremo, inexplicable, irracional, incomprensible e inalcanzable.
La Escena XII de la Parte primera de la obra comienza “In medias res“, es decir, en el medio de la historia porque así resulta más natural, igual que en la vida real, que empezar en un principio absoluto. Esta naturalización de la historia ofrece al autor la posibilidad de contar los acontecimientos pasados y describir los personajes. Nuestro fragmento de la historia trata sobre la apuesta entre Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía, quienes apostaron que “quién haría en un año, con más fortuna, más daño”, o sea quién conquista más mujeres y mata más hombres. La historia empieza con una brusquedad – los dos caballeros disfrazados se citaron un año después de la apuesta. Resulta que ha ganado Don Juan. Don Luis le pide la revancha que consiste en conquistar una monja y quitarle la novia a un amigo. En la revancha podemos observar uno de los rasgos del romanticismo, la exaltación del ego. Don Juan acepta la apuesta porque quiere llegar al extremo, donde nadie ha llegado. Esta arrogancia del personaje es otro rasgo muy llamativo, con el que el autor lleva el individualismo de su personaje al extremo.
El fragmento consiste en un diálogo teatral en verso. Aunque sea teatro, no hay interacción de personajes, son como dos monólogos independientes, pero paralelos. Sirven para que tengamos una imagen de los personajes y de sus aventuras. En los dos monólogos se repiten las mismas estructuras sintácticas. También nos describen sus viajes por distintos países, por ejemplo, Don Juan ha estado en Nápoles, Don Luis en París. Podemos observar que los personajes tratan de evadir de la realidad cotidiana y mediocre mediante viajes a otros países, lo que es otra de las características de un héroe romántico.
En el romanticismo todo gira en torno a la libertad. La libertad formal se puede observar también en la métrica del poema. Los versos son octosílabos de rima aguda. La rima alterna en í/é, y a veces es consecutiva (como en los 4 últimos versos, donde se aplica la rima abrazada). Este tipo de rima es muy sencillo, aporta dinamismo y musicalidad al texto, se acerca a la expresión natural.
Analicemos un ejemplo:
Por –don-de -quie-ra - que - fui, 7+1 a
la -ra – zón –a-tro-pe-llé, 7+1 b
la –vir-tud –es-car-ne-cí, 7+1 a
a -la –jus-ti-cia –bur-lé, 7+1 b
y_ a -las –mu-je-res –ven-dí. 7+1 a
Yo_ a -las –ca-ba-ñas –ba-jé, 7+1 b
yo_ a -los –pa-la-cios –su-bí, 7+1 a
yo_ los –clau-stros –es-ca-lé, 7+1 b
y_ en –to-das –par-tes –de-jé 7+1 b
me-mo-ria_ a-mar-ga -de -mí. 7+1 a
A partir del análisis de la métrica podemos sacar la siguiente conclusión: es un texto romántico no sólo por lo que dice, sino también por cómo lo dice. El autor no sigue normas formales, sino se las inventa por medio de su originalidad y creatividad.
En cuanto a la estructura interna, el texto se divide en tres partes: La 1ª parte describe en 3ª persona el cartel de la puerta de Don Juan en Nápoles, que era un acto de arrogancia y desafío. La 2ª parte es un resumen general de sus aventuras, contadas en 1ª persona. Y en la 3ª parte Don Juan defiende su palabra dada.
En nuestro fragmento se desarrollan varios temas románticos. Es una narración de aventuras y canalladas del protagonista principal, Don Juan, y más adelante en la obra, del antagonista Don Luis. Los dos son unos canallas, típicos héroes románticos que hacen lo que quieren, no respetan ninguna norma, ya sean religiosas (Ni reconocí sagrado) o civiles (A la justicia burlé). A Don Juan no le importa la lógica (La razón atropellé), es irracional, se opone a la filosofía del Siglo de las Luces (Neoclasicismo), a la ciencia. Podemos observar la exaltación del ego en el uso de la 3ª persona para hablar de sí mismo en estos versos:
‘A esto don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió:
y lo que él aquí escribió,
mantenido está por él.’
Sería bueno mencionar otro tema muy romántico, que es la evasión de la realidad, no sólo mediante viajes a otros países, sino también participando en una guerra, lo que hace Don Juan y lo cuenta más adelante en la obra. Se va a la guerra porque la mediocridad le aburre, quiere matar y buscar nuevas aventuras.
La libertad personal la podemos ver también en el principio de nuestro fragmento. Los doce primeros versos describen un cartel que puso Don Juan en la puerta de su casa cuando llegó a Nápoles. Simplemente dicho, a través de ese cartel Don Juan avisa a la gente de Nápoles que ha llegado para matar hombres y para acostarse con las mujeres:
‘Aquí está don Juan Tenorio,
y no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba,
y a cualquier empresa abarca,
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataque
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.’
En la 3ª parte del fragmento – la defensa de la palabra dada – podemos ver el uso del tema romántico español – el tema del honor, que tiene que ver con la verdad, con el valor. Los dos escribieron en un papel los nombres de todos los hombres que habían matado y de todas las mujeres con las que se habían acostado. En nuestros tiempos podemos pensar que los dos pudieran mentir, pero en aquella época el honor y la palabra dada eran algo muy importante. Lo curioso es que podían haber hecho todas esas barbaridades pero, como eran caballeros románticos, no mienten…
Como el uso de los extremos es muy común en el romanticismo, podemos encontrar unos cuantos ejemplos en nuestro fragmento: con el uso de antítesis en cuanto al estado social princesa (rica) – pescadora (pobre) para destacar que Don Juan es capaz de conquistar cualquier mujer sin importarle el estado social. Otro ejemplo sería cabañas – claustros – palacios. El texto es poco retórico porque Zorrilla, igual que los demás autores románticos, busca la naturalidad. Utiliza figuras retóricas sencillas para adornar o embellecer el texto y a su vez para hacerlo fácil de comprender. Como ejemplo podemos mencionar una metonimia en el uso de la palabra oro con la que se refiere a dinero. Hay varios paralelismos en el texto cuando se repiten las mismas estructuras sintácticas. En los versos Ni reconocí sagrado, ni hubo ocasión ni lugar por mi audacia respetado; ni en distinguir me he parado al clérigo de seglar se puede observar el uso del polisíndeton – repetición de conjunciones (ni –ni -ni) cuando no son necesarias. Con el uso de esas pocas palabras Don Juan expresa su rebeldía, su libertad porque no hay nada en este mundo que pueda con él, es indomable y cree estar por encima de todo. El atrevimiento del personaje lo podemos ver claramente en el retruécano Nunca consideré que pudo matarme a mí aquel a quien yo maté. Don Juan no tiene miedo a la muerte, no se para a pensar, se atreve a todo. La figura literaria más importante de nuestro fragmento es paradójicamente la más sencilla – la anáfora. En los versos Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé y en todas partes dejé memoria amarga de mí podemos ver la repetición del pronombre personal ‘yo’ que evoca el individualismo y la exaltación del ego del héroe.